miércoles, 21 de marzo de 2012

[la luna... testigo universal]



Estoy sentado en un muro frente al mar… mis piernas cuelgan… observo a la luna en la plácida noche… grande… blanca y hermosa… luna legendaria  que ha observado el paso de los años desde los cielos… testigo de como ha transcurrido mi vida… observando… siempre expectante a los cambios del mundo… a veces tan avergonzada por la injusticia de la humanidad que se esconde tras las nubes… así nadie puede ver su plenitud con ojos mezquinos… pero ahí está… sin dejar de observarnos… sin dejar de juzgar nuestras inclemencias y nuestros desmanes…

Miro a la luna y me pregunto cómo ha conseguido sobrevivir todos estos años… miles de millones de años… como ha sido capaz de salvaguardar su hermosura… su plenitud… me pregunto si su tristeza está quizás en su lado oculto, y no se deja ver… como la mía… escondida… me pregunto cómo es capaz… quizás sea por el reflejo del sol sonriente que la calienta en las noches frías…

Una vez leí que en la luna se refugian las almas de las buenas personas, no en el cielo, sino que en sus cráteres y en sus mares tienen sus posadas… posadas que en algún tiempo los ángeles obreros hicieron allí moradas para las almas buenas, y me pregunto si algún día yo moraré allí… o quizás mi infierno no termine nunca…  seguiré siendo castigado por los siglos de los siglos en el  infortunio que vivo en estos días…

Embobado contemplo la luna… con mis pies colgando sobre las aguas… observando su brillo sobre el mar de la bahía… soberbio… soy testigo de su existencia… de la tranquilidad que emana… simple y anodina…  sin atisbo de lujuria…  en una vida de contemplación y
salvaguardia…

Que gran compañera es la luna en mis noches de soledad… en mis paseos de insomne… mientras la ciudad duerme… ojalá pudiera hablarme… aconsejarme… siendo una guía para mis pasos le preguntaría mil cosas... sería una gran ayuda para mi reencuentro… cantándome nanas al odio para conciliar el sueño…

Ella ha sido testigo de mi principio… y será testigo de mi fin… ha observado mi vida como la de tantos otros… ¿será ella, testigo universal, mi compañera en esta noche… la que albergue mi alma cuando tenga la serena tranquilidad que tanto espero?

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