lunes, 6 de febrero de 2012

[lluvia]

 Estaba sumergido en un sueño tranquilo… un tic tac en el tejado me despertó, llovía… en plena noche el resonar de las gotas de lluvia retumbaban plácidamente en mi ventana… entonces me acordé de ella… a ella la tranquilizaba la lluvia… con la lluvia podía dormir… podía arañar esas horas al sueño que tanto le costaba conciliar… la verdad es que aquel tintineo, aquella melodía, era la banda sonora perfecta para acompañarte a un sereno sueño…

Me levanté ilusionado, como un niño la noche de reyes… quería guardarle un poco de aquel sonido…  donde ella se hallaba, casi en las áridas tierras del desierto, apenas llovía… quería que aquel repiqueo de mi ventana… aquel sonido de serenidad en mi tejado… lo oyeran también sus oídos…

Abrí la ventana y un aire invernal entró en mi habitación apagando las velas… todas menos una… la llama tenía suficiente luz para acompañarme en el viaje… cogí el respaldo de una silla y trepé por la ventana hasta alcanzar el tejado… las gotas comenzaban a empapar mi rostro… las imaginé suaves caricias como las de sus manos en mi cara… mi cuerpo desnudo se estremecía en el frío de la noche mientras el agua me rociaba… pero no me importaba… quería atrapar el sonido de la lluvia para ella… para que pudiese dormir apaciblemente en sus noches de desasosiego…

Comencé un baile tribal en el tejado, trataba de atrapar las gotas con mis manos… la noche estaba oscura… el agua que corría tejado abajo reflejaba la danza de la vela acompañando el mío… pensé en abandonar la misión por la imposibilidad de retener el sonido en mis manos… pero no… quería que ella lo poseyera… que sus oídos noctámbulos descansaran con aquella bella melodía… con esa armonía en la que hallaba tranquilidad…

Seguí corriendo estremecido y desnudo por el tejado… persiguiendo aquel sonido… aquel sueño… intentando dar caza a las gotas con mis manos… para llevarle la lluvia a sus noches…

Entre las grises nubes que cubrían el cielo comenzó a verse un pequeño brillo… las nubes se apartaban y daban paso al color blanquecino de la luna… la luna iluminaba la noche… la luz de la vela pasaba desapercibida con aquel destello en el cielo… la lluvia amainaba y no había conseguido atrapar ni una sola gota de aquel sonido… la frustración asomaba en mis ojos, me senté asolado en el tejado… despavorido por mi fracaso…

Compungido regresé a mi cama… en mis ojos tristes… casi encharcados en lágrimas… se volvía a reflejar la luz de la vela que parpadeaba en mi habitación… hasta que se me cerraron y dormí en silencio…  sin tintineo… sin melodía… como dormía ella…

Al despertar por la mañana, a mi lado sobre la cama, sobre mi almohada… había dos frasquitos diminutos… uno contenía un susurro… el susurro decía: “gracias mi amor porque se lo que has hecho esta noche por mí… gracias por querer desterrar mi silencio…” en el otro frasquito había una lágrima… una la lágrima de sus ojos… una lágrima de alegría… una lágrima del recuerdo de una noche… una noche en la que trate de regalarle el cielo… de regalarle su sueño… y sin sonido… sin su lluvia… por aquel baile desnudo sobre el tejado… ella consiguió dormir tranquila cada noche con el recuerdo de otra lágrima de mis ojos sobre su mesita… que la tranquilizaba… porque sabía que yo estaba con ella…

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