miércoles, 15 de febrero de 2012

[deseo... cómplice]



Deseo… ¿Qué es el deseo? Qué es el deseo más que el querer sentirte cerca… el querer sentir tus caricias y tus abrazos… el querer sentir tu piel junto a la mía… sentir tus besos y tus labios… ¿qué puede ser el deseo más que eso? qué es el deseo me pregunto… y yo mismo me respondo… el deseo eres tú… tus mimos y tu ternura… que más puede ser el deseo que compartir tus pensamientos… tus ideas… y tus inquietudes… qué más puedo desear que hacerlas nuestras… qué más puedo desear que sentir tu piel mientras me hablas… y tu aliento… qué más puedo desear que mimes mi espalda mientras te tengo cerca… qué más puedo desear mas que el que me desees como yo te deseo a ti… que desees mi piel, mis abrazos y mis caricias… mis besos y mi cuerpo… mi forma de pensar… qué más puedo desear mas que el que me desees tú a mí… de verdad… ¿qué más puedo desear?

Cómplice… ¿Qué es un cómplice? Qué es un cómplice más que la persona con la que quiero compartir mi deseo… con la que quiero compartir mi tiempo… con la que quiero compartir mi cuerpo… y el suyo… compartir sus besos y sus abrazos… alguien con quien viajar y recorrer el mundo… y reír y llorar… alguien con quien estar muy a gusto… alguien con quien poder hablar, sin importancia del que,  o del como… o del donde… cómplice es aquel que desea compartir el momento… mi momento… nuestro momento… cómplice es aquel que quiere compartir el deseo… mi deseo… nuestro deseo… 

       ¿Qué más puedo desear que el que seas mi cómplice? ¿Qué más puedo desear que el que me desees y que desees que yo sea también tu cómplice y que te desee?  Y compartir nuestros deseos… nuestros pensamientos… y nuestros momentos... ¿Qué más puedo desear?

lunes, 6 de febrero de 2012

[a una amiga]



Entre las cosas que he aprendido en este tiempo es que la vida son capítulos, episodios enlazados unos con otros creando fuertes vínculos, algunos buenos, algunos nefastos; algunos dignos de que no se acabaran nunca y vivir en ellos como si de un sueño se tratase. A veces la vida es totalmente injusta, nos obliga a pasar página forzosamente, a tomar decisiones que no nos gustan, a terminar un capítulo lleno de marcas… lleno de líneas subrayadas, subyacentes, palabras resaltadas, un capítulo al que nos gustaría aferrarnos toda la vida… que ese capítulo fuera nuestra vida…

La vida continua, hay que pasar página, cerrar el capítulo sin aferrarse a él. El dolor nos invade, es inevitable, no es un capítulo de un libro, es de nuestra vida marcada por verdadero amor, por sufrimiento, un capítulo que no volverá jamás… y de volver… ya no sería igual…

Te hablo con el corazón en la mano. Te hablo por lo que yo viví. Te hablo con todo el amor que sentí… con todo lo que sufrí. Sufrí viviendo el capítulo más hermoso de mi vida, y aún sufrí más cuando lo perdí, tú lo sabes, sabes cuantas lágrimas derramaron mis ojos, cuantas lágrimas derramó mi corazón. Y sabes que me encantaría seguir derramando incluso sangre. Sabes que incluso hubiera derramado mi vida… ¡¡si!! Por una persona que me machacó, que me hundió, que me lo arrebató todo, que me arrebató de mí mismo. Me arrancó el corazón del pecho… y asimismo mi cabeza…

Viví perdido, amargado, sin rumbo, suplicando perdón. Perdón por algo que no había hecho. Suplicando oír que me pidieran perdón… a mí… Buscando respuestas, buscando soluciones. He esperado durante tanto tiempo una llamada… la única verdadera solución, la única verdadera esperanza, es seguir viviendo, dejar atrás el pasado, cerrar de una vez el capítulo de tu vida, esa puerta que tanto cuesta cerrar y vivir lo que venga. Ahora vivo tranquilo y sosegado, vivo en mí, en mi mundo. Vivo en un mundo que no es fácil pero no es hostil, y si, a veces aún me asalta el dolor, el recuerdo, el amor… pero sin aferrarme a algo imposible, porque si me aferro a eso, sería mi perdición. La única solución… la muerte…

Se fuerte amiga mía. Mira hacia adelante. Vive la vida mirando al futuro. Suelta los lastres del pasado imposible, unos lastres que nos arrastran al fondo del abismo. Trata de reencontrarte, vales mucho, yo lo sé, tú también. No dejes que el pensamiento amargo de lo que podría ser y no es acabe contigo…

       Mis palabras son para ti. Son sencillas de pronunciar, pero difíciles de entender, “si yo he podido… ¡TÚ PUEDES!” Vive por favor, vive por tí… sonríe, llora, siente… No mueras en vida, no te encierres en un pensamiento doloroso… ¡VIVE! La soledad es dura, y el tener amigos no es suficiente, son una máscara engañosa al dolor, solo tú misma puedes poner fin a esa negrura, Es difícil, lo sé, pero el día que menos lo esperes, un día sin darte cuenta… ¡lo habrás hecho! habrás sonreído, habrás soltado el lastre que tanto te cuesta llevar. Ten fe, hay esperanza, hay vida después de esta muerte, pero es necesario cerrar ese capítulo, es necesario para vivir, para abrir otro. Ciérralo con llave y tírala al fondo del mar. Ten fe en ti misma en estos duros y amargos momentos y se fiel a ti misma…

[lluvia]

 Estaba sumergido en un sueño tranquilo… un tic tac en el tejado me despertó, llovía… en plena noche el resonar de las gotas de lluvia retumbaban plácidamente en mi ventana… entonces me acordé de ella… a ella la tranquilizaba la lluvia… con la lluvia podía dormir… podía arañar esas horas al sueño que tanto le costaba conciliar… la verdad es que aquel tintineo, aquella melodía, era la banda sonora perfecta para acompañarte a un sereno sueño…

Me levanté ilusionado, como un niño la noche de reyes… quería guardarle un poco de aquel sonido…  donde ella se hallaba, casi en las áridas tierras del desierto, apenas llovía… quería que aquel repiqueo de mi ventana… aquel sonido de serenidad en mi tejado… lo oyeran también sus oídos…

Abrí la ventana y un aire invernal entró en mi habitación apagando las velas… todas menos una… la llama tenía suficiente luz para acompañarme en el viaje… cogí el respaldo de una silla y trepé por la ventana hasta alcanzar el tejado… las gotas comenzaban a empapar mi rostro… las imaginé suaves caricias como las de sus manos en mi cara… mi cuerpo desnudo se estremecía en el frío de la noche mientras el agua me rociaba… pero no me importaba… quería atrapar el sonido de la lluvia para ella… para que pudiese dormir apaciblemente en sus noches de desasosiego…

Comencé un baile tribal en el tejado, trataba de atrapar las gotas con mis manos… la noche estaba oscura… el agua que corría tejado abajo reflejaba la danza de la vela acompañando el mío… pensé en abandonar la misión por la imposibilidad de retener el sonido en mis manos… pero no… quería que ella lo poseyera… que sus oídos noctámbulos descansaran con aquella bella melodía… con esa armonía en la que hallaba tranquilidad…

Seguí corriendo estremecido y desnudo por el tejado… persiguiendo aquel sonido… aquel sueño… intentando dar caza a las gotas con mis manos… para llevarle la lluvia a sus noches…

Entre las grises nubes que cubrían el cielo comenzó a verse un pequeño brillo… las nubes se apartaban y daban paso al color blanquecino de la luna… la luna iluminaba la noche… la luz de la vela pasaba desapercibida con aquel destello en el cielo… la lluvia amainaba y no había conseguido atrapar ni una sola gota de aquel sonido… la frustración asomaba en mis ojos, me senté asolado en el tejado… despavorido por mi fracaso…

Compungido regresé a mi cama… en mis ojos tristes… casi encharcados en lágrimas… se volvía a reflejar la luz de la vela que parpadeaba en mi habitación… hasta que se me cerraron y dormí en silencio…  sin tintineo… sin melodía… como dormía ella…

Al despertar por la mañana, a mi lado sobre la cama, sobre mi almohada… había dos frasquitos diminutos… uno contenía un susurro… el susurro decía: “gracias mi amor porque se lo que has hecho esta noche por mí… gracias por querer desterrar mi silencio…” en el otro frasquito había una lágrima… una la lágrima de sus ojos… una lágrima de alegría… una lágrima del recuerdo de una noche… una noche en la que trate de regalarle el cielo… de regalarle su sueño… y sin sonido… sin su lluvia… por aquel baile desnudo sobre el tejado… ella consiguió dormir tranquila cada noche con el recuerdo de otra lágrima de mis ojos sobre su mesita… que la tranquilizaba… porque sabía que yo estaba con ella…