martes, 20 de diciembre de 2016

Entrada...

"- Es verdad, pero el tiempo de las lágrimas quedó atrás, se me secaron los ojos de tanto llorar. De llorar de vergüenza y al entender que me avergonzaba de él, que nunca podría sentirme orgullosa del hombre que tenía a mi lado. Se me rompió algo por dentro, y lo que hasta ese instante había sido pura desesperación por salvar mi relación se convirtió en un alarido que desde lo más profundo de mi ser le repudiaba. La mayoría de la gente se equivoca, creen que pueden pasar del amor al odio en un instante, que el amor se rompe de pronto como en una implosión del corazón. Y para mí no fue así: el amor no se rompió de pronto, pero fue de pronto cuando me di cuenta de que se me había desgastado como en un lento pero inexorable proceso de lijado... un día, otro. Y ese día fue cuando me di cuenta de que yo no quedaba nada. Fue más bien como admitir una realidad que ha estado siempre y que de pronto aparece ante tus ojos. Tomar estas decisiones me hizo sentir libre por primera vez en mucho tiempo, y por lo que a mí respecta el proceso podría haber sido fácil, sin ningún problema, pero normalmente no están dispuestos a dejarte ir tan fácilmente. Te sorprendería la similitud de sus argumentos, de sus reproches y sus burlas... porque los dos se burlaron, ¿sabes?, y con las mismas palabras -rió con amargura mientras lo recordaba-. ¿Adónde vas a ir tú? ¿Crees que vas a encontrar algo mejor? Y la última: ¿quién te va a querer? Nunca lo creerían, pero a pesar de que sus burlas iban destinadas a minar mis fuerzas consiguieron justo lo contrario: les vi tan pequeños y cobardes, tan incapaces, que cualquier cosa me pareció posible, más fácil sin sus cargas. No lo sabía todo, pero al menos para la última pregunta si tenía respuesta: yo, yo voy a quererme y yo cuidaré de mí."


De "El Guardián Invisible" de Dolores Redondo

No hay comentarios:

Publicar un comentario