miércoles, 30 de noviembre de 2016
martes, 29 de noviembre de 2016
Entrada...
"Unas veces me amarás. Otras, me odiarás.
Te querré todos los días, pero no estaré aquí todos los días.
Nunca sabrás dónde estoy ni dónde vivo.
No seré un ángel.
Ahora lo sabes."
Te querré todos los días, pero no estaré aquí todos los días.
Nunca sabrás dónde estoy ni dónde vivo.
No seré un ángel.
Ahora lo sabes."
Micropoesía...
Pañuelo que guardas mis lágrimas como gotas de lluvia...
cristalinas... puras...
como tripulantes de un cielo infinito...
Etiquetas:
Fotos...,
Micromundo...
Ubicación:
Interlaken, Suiza
domingo, 27 de noviembre de 2016
Entrada...
"- Me pregunto si las estrellas se iluminan con el fin de que algún día, cada uno pueda encontrar la suya."
"El Principito"
miércoles, 23 de noviembre de 2016
Cita...
"El primero en pedir disculpas, es el más valiente.
El primero en perdonar, es el más fuerte.
El primero en olvidar, es el más feliz."
Cita...
"Porque a veces, sin querer, me voy sintiendo en soledad, porque también quisiera un abrazo y que me dijeran que el mundo no se acaba hoy, porque a veces también me pierdo y me hacen falta palabras que me ayuden a volver a encontrar."
martes, 22 de noviembre de 2016
lunes, 14 de noviembre de 2016
Zurich
domingo, 13 de noviembre de 2016
Lucerna
sábado, 12 de noviembre de 2016
Grindelwald
Etiquetas:
Viajes...
Ubicación:
Grindelwald, Suiza
viernes, 11 de noviembre de 2016
Berna
Amanecer en el cielo...
miércoles, 9 de noviembre de 2016
Cita...
"Cuenta una historia que el sabio Confucio animó a uno de sus
discípulos a caminar por un bosque. Mientras el maestro paseaba
distraídamente, silbando y observando los árboles y los pájaros con los
que iba cruzándose por el camino, su acompañante parecía nervioso e
inquieto. No tenía ni idea de adónde se dirigían. Harto de esperar,
finalmente el discípulo rompió su silencio y le preguntó: '¿Adónde
vamos?'. Y Confucio, con una amable sonrisa en su rostro, le contestó: 'Ya estamos'. "
martes, 8 de noviembre de 2016
miércoles, 2 de noviembre de 2016
Entrada...
"- ¿Has encontrado a tu hija? -inquirió a un paso de él.
- No -contestó-. No -reiteró esa vez para sí-, aunque creo saber donde está.
Ella se abrazó a él y escondió su rostro en su cuello.
-Ve a encontrarla, pues -le conminó irguiendo la cabeza y mirándolo directamente a los ojos.
Y a diferencia de su percepción en la anterior salida, en esa creyó encontrar ánimo en sus palabras y no solo resignación.
- Apresúrate -insitió ella- No regreses sin tu hija. Te esperaré aquí el tiempo que sea necesarío, pero debes liberarla. Es tu hija. Tu familia...
- Tú también... -trató él de decirle.
- Lo sé. Lo sé. Ya no tengo dudas. Yo también soy tu familia -hablaba con firmeza- Por eso debes liberarla. Yo podría convertirme en el refugio de tu dolor si no la encuentras, pero no te quiero así ni te deseo ese daño. Te quiero feliz a mi lado. Debes ser fuerte y feliz para poder soportar y corregir mis errores.
Él carraspeó una vez, dos... No pudo contestar. Tenía la garganta encogida, áspera. Ella le acarició la mejilla con el dorso de una mano, y ese gesto lo convenció de que, si no había tenido suerte con muchas de las mujeres de su vida, la fortuna le había sonreído finalmente con el regalo de una que le amaba de verdad y a la que él amaba en la misma medida."
- No -contestó-. No -reiteró esa vez para sí-, aunque creo saber donde está.
Ella se abrazó a él y escondió su rostro en su cuello.
-Ve a encontrarla, pues -le conminó irguiendo la cabeza y mirándolo directamente a los ojos.
Y a diferencia de su percepción en la anterior salida, en esa creyó encontrar ánimo en sus palabras y no solo resignación.
- Apresúrate -insitió ella- No regreses sin tu hija. Te esperaré aquí el tiempo que sea necesarío, pero debes liberarla. Es tu hija. Tu familia...
- Tú también... -trató él de decirle.
- Lo sé. Lo sé. Ya no tengo dudas. Yo también soy tu familia -hablaba con firmeza- Por eso debes liberarla. Yo podría convertirme en el refugio de tu dolor si no la encuentras, pero no te quiero así ni te deseo ese daño. Te quiero feliz a mi lado. Debes ser fuerte y feliz para poder soportar y corregir mis errores.
Él carraspeó una vez, dos... No pudo contestar. Tenía la garganta encogida, áspera. Ella le acarició la mejilla con el dorso de una mano, y ese gesto lo convenció de que, si no había tenido suerte con muchas de las mujeres de su vida, la fortuna le había sonreído finalmente con el regalo de una que le amaba de verdad y a la que él amaba en la misma medida."
De "Los Herederos de la Tierra" de Ildefonso Falconés
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