domingo, 10 de abril de 2016

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"- Mira, hijo. El pino es fuerte, pero no se puede mover. No es libre. Las rocas son aún más fuertes, pero están muertas y no hay libertad en lo inerte.

Joan le escuchaba atento; por la entonación de su padre, supo que aquello era importante.

- Ahora fíjate en las gaviotas. Son libres. Van donde quieren. No son ni duras como la roca, ni fuertes como el pino, pero vuelan y nadie las puede detener.

(...)

- Allí viven unos hombres, quizá tan fuertes como esos pinos, pero como ellos tienen raices que les impiden moverse. Son como nosotros en apariencia pero muy distintos. Son campesinos sometidos a un señor para el que trabajan. Las tierras son del amo y ellos también, no pueden irse, están atados a la tierra como si tuvieran raices.

- ¿No huyen?

- Pocos lo intentan porque el casitgo es muy severo.

- Tienen miedo -reflexionó el chico.

- Sí, Joan, lo has comprendido. Es el miedo lo que hace que les crezcan raíces que son cadenas. No dejes nunca que el miedo te haga esclavo."

De "Prométeme que serás libre" de Jorge Molist

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