martes, 13 de enero de 2015

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“(…) El hombre es capaz de dominarse y moldear su carácter según las leyes superiores de la moral y de la mente, escapa a toda fatalidad y coopera libremente en la construcción de su destino… (…) En el alma espiritual del hombre es donde reside el libre albedrío…

 

Nadie escapa totalmente a sus condicionamientos. El hombre está marcado durante toda su vida por su lengua, su educación, su carácter innato… ¡y no sé cuántas cosas más! Sin embargo, aun con el peso de los condicionamientos por nacimiento, un colérico siempre será un colérico y un artista siempre será un artista, uno puede dominar su carácter, ser dueño de sí mismo, aceptar o rechazar el hecho de ceder a las pasiones. No nacemos libres, nos hacemos libres. (…)”


De “El Oráculo de la Luna” de Frédéric Lenoir

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