miércoles, 11 de julio de 2012

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“(…) ¿Usted cree que yo podría llegar a ser padre? (...) Un hombre con cabeza, corazón y alma. Un hombre que sea capaz de escuchar, guiar y respetar a una criatura, y de no ahogar en ella sus propios defectos. Alguien a quien un hijo no sólo quiera por ser su padre, sino que le admire por la persona que es. Alguien a quien quiera parecerse” (…)

(…) El matrimonio y la familia no son más que lo que nosotros hacemos de ellos. Sin eso, no son más que un pesebre de hipocresías. Morralla y palabrería. Pero si hay amor de verdad, del que no se habla ni se declara a los cuatro vientos, del que se nota y se demuestra… (…) …con el tiempo verá que lo que cuenta a veces no es lo que se da, sino lo que se cede. (…)

(…) Esta vida vale la pena vivirla por tres o cuatro cosas, y lo demás es abono para el campo. Yo he hecho mucha tontería ya, y ahora sé que lo único que quiero es hacerla feliz y morirme algún día en sus brazos. (…) …ella es así y yo la quiero como es, sin que me cambien ni un pelos de esos que le salen en la barbilla. (…)”



De “La Sombra del Viento” de Carlos Ruiz Zafón