martes, 24 de enero de 2012

[una nueva luz]



Alma embriagada de ilusiones fracasadas… no mira al futuro ahogado por un pasado estremecedor… vive en un presente de sueños incompletos… de sueños lejanos… inalcanzables… sin mirar más allá por temor… sin querer ver tras nuevos horizontes… sin rebasar fronteras inexistentes… un mundo establecido por fronteras banales… y al mismo tiempo infranqueables…

Alma subyacente en ideologías incomprendidas… confusas… abstractas… estereotipo de vida imposible tras ser derrotada por sobrevivir, cansada de derramar sangre en los campos de batalla… indecisa… confusa… temerosa…

Alma dolida… marcada por la traición… una traición marcada al rojo vivo… fraguada en el rojo abismo…

Alma ineludible que pasa desapercibida… infravalorada a los ojos comunes que no quieren ver… marchita en una vida de egoísmos repulsivos…

Alma durmiente a ojos nobles… sencillos… sin clandestinidad alguna… Alma esperanzada… pero incrédula… en espera de sueños rotos… que vive en gran parsimonia el inevitable paso del tiempo… esperando a ver a través de ojos claros, sin impurezas…

Una luz ilumina de nuevo mi camino… una esperanza que deja atrás un recuerdo amargo… un renacer en una vida sin sentido… una llama que calienta un corazón dormido…

No siento mariposas revolotear en mi estómago, pero la llama equilibra mis pensamientos… una llama azul… de un azul intenso…  amplia como el cielo… o como el mar… una llama que aún pequeña en el horizonte, siento su calor… parece como salida de un sueño… una llama pujante… y siento como una pequeña capa se derrite en las paredes gélidas de mi interior…

He caminado errante por la vida… como lobo solitario en las invernales estepas desde hace tiempo… ni hambre, ni sueño, ni frío me han hecho tambalear… he caminado entre tinieblas largo tiempo… lúgubres caminos han desafiado mi vida… oscuros pensamientos asaltaban mi cabeza… y ahora, una luz… a lo lejos… diminuta pero intensa… hace albergar la esperanza del fin de unos sórdidos días…

Palabras bonitas bañan mis oídos… palabras simples y sin misterios… palabras sin fondos engañosos… palabras sin precio… mis ojos se abren… mis oídos escuchan… mi corazón se deshiela…  ¿será verdad o tan solo un sueño en una vida sin privilegios? Aunque tan solo sea un sueño… un pequeño sueño en un mar de pesadillas… me hace albergar una esperanza a despertar…

         No siento mariposas en mi estómago, pero si una intensa curiosidad…

sábado, 7 de enero de 2012

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“Quizá la mayor facultad que posee nuestra mente sea la capacidad de sobrellevar el dolor. El pensamiento clásico nos enseña las cuatro puertas de la mente, por las que cada uno pasa según sus necesidades.

La primera puerta es la puerta del sueño. El sueño nos ofrece un refugio del mundo y de todo su dolor. El sueño marca el paso del tiempo y nos proporciona distancia de las cosas que nos han hecho daño. Cuando una persona resulta herida, suele perder el conocimiento. Y cuando alguien recibe una noticia traumática, suele desvanecerse o desmayarse. Así es como la mente se protege del dolor: pasando por la primera puerta.

La segunda es la puerta del olvido. Algunas heridas son demasiado profundas para curarse, o para curarse deprisa. Además muchos recuerdos son dolorosos, y no hay curación posible. El dicho que <<el tiempo todo  lo cura>> es falso. El tiempo cura la mayoría de las heridas. El resto están escondidas detrás de esa puerta.

La tercera puerta es la locura. A veces, la mente recibe un golpe tan brutal que se esconde en la demencia. Puede parecer que eso no sea beneficioso, pero lo es. A veces, la realidad es solo dolor, y para huir de ese dolor, la mente tiene que abandonar la realidad.

La última puerta es la muerte. El último recurso. Después de morir, nada puede hacernos daño, o eso nos han enseñado.”


De “El Nombre del Viento” de Patrick Rothfuss
"Caminos a Lugares Seguros"

martes, 3 de enero de 2012

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" - Tengo tendencia a pensar demasiado. Mis mayores éxitos fueron producto de decisiones que tomé cuando dejé de pensar e hice sencillamente lo que me parecía correcto. Aunque no hubiera ninguna buena explicación para lo que había hecho. Aunque hubiera muy buenas razones para que no hiciese lo que hice."


De “El Nombre del Viento” de Patrick Rothfuss